Con la historia que se nos cuenta sobre la aparición de la virgen de guadalupe se distinguen por decirlo de alguna manera dos grandes signos que equivalen básicamente a la imagen plasmada en la tela y a las maravillosas flores. En esta oportunidad hablaremos un poco sobre esa grandiosa imagen que nos dejó la santísima virgen para recordarla y recrear aún mejor su devoción.
Su imagen corresponde entonces a ese icono encargado de servir como prueba para los hechos de los que fue protagonista el indiesito Juan Diego.
La imagen de la Guadalupana
A simple vista, todos podemos notar que la Virgencita de Guadalupe se encuentra de pié, con su rostro algo inclinado, vestida con un precioso manto azul decorado con estrellas, rodeada por rayos de sol y apoyada sobre la luna negra.
Si vamos un poco más allá podemos fijarnos por ejemplo en el material o tela en el que fue estampada la figura, el cual según algunos estudios es de origen vegetal y es tan extremadamente fino que ni el paso de los años ha logrado desgastarlo. Por otra parte tenemos la pintura que incluso ha resistido atentados como explosiones sin que esto signifique alteraciones a su apariencia, hecho que no ha podido ser explicado.