Dormir bien es uno de los placeres y necesidades más deseados de los seres humanos, el sueño es un elemento esencial para la salud, necesario para mantenernos enérgicos y fuertes durante las actividades del día, por eso es muy importante saber que, la mayor parte de las veces la calidad del sueño importa muchísimo más que la cantidad.
Si la calidad del sueño es la apropiada, el tiempo que se precisa para descansar correctamente puede depender de una persona a otra, en donde influye enormemente la edad de cada uno. Por ejemplo, una persona de 65 años no necesita dormir la misma cantidad de horas que un bebé recién nacido.
El sueño y la edad: ¿Cuántas horas hay que dormir?
Con la edad reducen las horas de sueño necesarias. Por lo general, los humanos necesitamos dormir cerca de la tercera parte del día, es decir, unas 8 horas más o menos, pero según la edad de cada persona este es el numero de horas que indican los expertos: los recién nacidos (0-3 meses deben dormir entre 14 y 17 horas al día, y, nunca debe superar las 18. Los bebés (4-11 meses) entre las 12 y las 15 horas. Nunca debería ser inferior a 11 horas ni superar las 16. Los niños pequeños (1-2 años) no deberían dormir menos de 9 horas ni sobrepasar las 15 o 16. Los niños en edad preescolar (3-5 años) entre las 10 y las 13 horas, jamás debe ser inferior a 7 ni superior a 12. Los niños en edad escolar (6-13 años): el sueño necesario comprende de 9-11 horas.
Referente a los adolescentes (14-17 años) se recomienda duerman de 8,5 a 10 horas diarias. Los adultos más jóvenes (18-25 años) entre las 7 y 9 horas al día, que si comparamos con los más adultos (26-64 años) se necesitan exactamente las mismas, 7-9 horas diarias, que los adultos más jóvenes. Y con respecto a las personas mayores (más de 65 años) se recomienda un descanso de 7-8 horas al día.
La calidad es lo verdaderamente importante
La cantidad de horas de sueño habituales son primordiales para la salud de nuestro organismo, pero no es lo únicamente importante porque la calidad por la que viene dada el mismo es fundamental, y eso va de la mano con un sueño prolongado, profundo y sin interrupciones; para que, de esta manera, el cuerpo sea capaz de reponer todas sus funciones y activarse para afrontar el siguiente día. Cabe destacar que, no dormir el tiempo suficiente puede acabar causando estrés, ansiedad y, lo que es peor depresión. Dormir bien también contribuye en la salud del cerebro y a reponer la energía emocional que puede influir en las relaciones y la motivación.
Así que, es importantísimo que tomemos conciencia de las graves consecuencias de no dormir bien, las cuales se van acumulando a largo plazo pudiendo producir secuelas irreparables. Los buenos hábitos de sueño son vitales para llevar una vida saludable, y un mal descanso puede afectar a la capacidad intelectual y el rendimiento.