En el mundo de los medicamentos, es necesario optar por informarse detalladamente sobre los pros y los contras que pueden encontrarse de por medio, pues lo cierto es que muchas veces estos pueden llegar a causar más mal que bien. Es así como se hace pertinente tocar el tema de la dipirona o metamizol, un fármaco no esteroideo de uso extendendido que se recomienda por disponer de tres acciones concretas: es analgésico, antipirético y espasmolítico.
Perteneciente al grupo de los pirazolónicos, la dipirona se creó en la década del 60 bajo un principio activo que puede variar entre metamizo sódico y magnésico y puesto que el primero es al que más suele recurrirse en las recetas médicas, es relevante establecer qué es el metamizol sódico y lo que su consumo representa para el organismo, pues no es gratuito que algunos países decidieran restringirlo.
Efectos secundarios de la dipirona
Estados Unidos y algunas naciones de Europa, optaron por prohibir este medicamento, hace ya unos 25 años argumentando el preocupante registro de casos en los que el suministro del fármaco estaba acompañado de una alta incidencia de agranulocitosis, una condición donde la producción de glóbulos blancos en la médula ósea disminuye de manera importante disparando una tremenda vulnerabilidad a las infecciones y por ende, poniendo en riesgo la vida.
A este respecto, expertos explican que se trata de un efecto que todos los pirazolónicos pueden desencadenar, por lo tanto, el secreto para que las cosas salgan bien, se encuentra tanto en la dosis adecuada como en poder identificar a tiempo algún tipo de hipersensibilidad a los componentes.
Además de lo anterior, en algunos pacientes se han observado reacciones anafilácticas y caídas de la tensión.
Evitar la automedicación para protegerse
Por tratarse de un analgésico muy efectivo para el manejo del dolor, que asimismo, es de gran ayuda en los cuadros febriles, las personas caen en el error de conseguirlo sin receta médica aprovechando que es bastante económico, y este es justamente el principio de que la dipirona pueda llegar a ser contraproducente para algunos individuos.
Cuando alguien se automedica no existe manera alguna de controlar las reacciones que puedan presentarse, así que lo más viable es hablar con el médico a cargo, manifestar las preocupaciones y encontrar bien sea la dosis precisa para no exponerse o quizás considerar otro fármaco como alternativa.
Ya que se trata más que nada de probabilidades, no es una buena idea causar alarma por algo que puede o no suceder.